El Cenáculo es el refectorio situado al interno del Convento de Santa María delle Grazie a Milán, perteneciente a la orden de los Dominicales.
El Cenáculo es conocido en el mundo por alojar una de las obras del renacimiento mas amada en el mundo: La Última Cena de Leonardo Da Vinci.
Leonardo escogió de alejarse de la pintura tradicional de la época que privilegiaba el fresco escogiendo hacer una pintura “al seco”. Su intención era la de pintar sobre el muro como hacia con las tablas.
Enyeso la pared y sobre ella extendió una tempera grasa, en modo de poder volver muchas veces sobre la obra y poder cuidar detalladamente cada particularidad. Pero esta decisión no fue afortunada, la obra fue victima de deterioro, por lo que durante los siglos fueron necesarios diversas intervenciones de restauración. Los problemas principales fueron causados por la humedad del ambiente, ya que se encontraba en proximidad de la cocina. Los últimos trabajos fueron hechos entre el 1978 y 1999, este fue uno de los restauros mas largos y delicados de la historia y gracias al utilizo de tecnología avanzada, han tornado a la luz los borradores originales.
“La Última Cena” fue comisionada por Ludovico el Moro, que era entonces Duca de Milán, que hizo bella la Iglesia delle Grazie para celebrar su linaje: la familia Sforza. Leonardo trabajó desde 1494 al 1498.
La obra pertenece al Estado Italiano y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 1980. El fresco de la “Última Cena” deriva del Evangelio de Juan 13:21. La escena representa Jesús y sus apóstoles que festejan en el Cenáculo la Pascua Judía, momentos antes de su muerte, justo durante esta ocasión en la cual Jesús revela a sus discípulos que uno de ellos lo traicionará. En la Historia del Arte existen muchos artistas que se han cementado en esta representación religiosa pero es la obra de Leonardo la más conocida además de ser una comparación inevitable para todos los artistas que vendrían después. Pudo dar un significado íntimo a la escena, representando “los movimientos del alma” de cada apóstol, sus reacciones a las palabras de Jesús. Viene aplicada una nueva perspectiva, en la que Cristo es el eje central de la obra tanto artísticamente que simbólicamente, y las posiciones de los apóstoles y la iconografía vinculados a ellos fue considerado por muchos artistas posteriores a el, lo que es un canon estético.
Giotto, Perugino, Tiziano, Rubens e aunque Dali han escogido esta escena pero ninguno como Leonardo ha podido hacerla inmortal.
